Época: Expans europea XVI
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1600

Antecedente:
Estado Pontificio



Comentario

Los años correspondientes al gobierno de Clemente VII fueron muy decisivos en la trayectoria de la corriente protestante, que se afirmaría en Alemania y se extendería con variaciones fuera de ella. Pero inicialmente las repercusiones sociales que originaría el descontrol causado por los planteamientos reformistas de Lutero serían muy peligrosas para la buena marcha de éstos. La rebelión de los caballeros, liderada por Franz Von Sickingen, uno de cuyos objetivos era apoderarse de propiedades eclesiásticas en Renania, constituyó una llamada de atención sobre lo que se avecinaba en el plano temporal, dada la crisis por la que atravesaba la nobleza media alemana y lo tentadoras que resultaban las riquezas acumuladas por la iglesia. Lutero no quiso apoyar esta rebelión, desligándose en 1522 de cualquier vinculación con ella.
Más contundente sería su condena de la sublevación de los campesinos alemanes. Una mezcla de aspiraciones económico-sociales y religiosas hicieron temibles para los grupos dominantes y para las autoridades civiles y eclesiásticas estos levantamientos, que se extendieron por amplias zonas del centro y sur de Alemania demandando la disminución de las cargas señoriales, la modificación del diezmo y la libre elección de sus propios ministros religiosos. El levantamiento se radicalizó bajo la dirección de Karlstadt y Tomás Münzer, alcanzando dimensiones apocalípticas de feroz violencia antiseñorial y antieclesiástica. La represión de la revuelta en 1525, como respuesta de los poderes principescos y nobiliarios, no fue menos brutal, incluso superó los excesos de los sublevados. El propio Lutero la apoyó de forma rotunda descalificando con duras expresiones al movimiento campesino.

A partir de estos acontecimientos, que se unirían a otras motivaciones que buscaban la continuidad de la ruptura con Roma y una mayor seguridad para la causa, Lutero deslizó sus propuestas iniciales de un aparato eclesiástico libre y montado desde la base, hacia la estatalización de su Iglesia, colocando al soberano como jefe supremo de ella. Los gobernantes y magistrados dirigirían las iglesias locales, serían los responsables de la elección de los pastores, convirtiéndose así en sus garantes y protectores. Ello traería consigo la proliferación y diversidad de las organizaciones eclesiásticas dentro del movimiento protestante, según se pondría de manifiesto a medida que éste fuera extendiéndose.

En Alemania, determinados principados junto a otras demarcaciones señoriales y ciudades libres aceptaron pronto las propuestas luteranas, separándose así de la obediencia a Roma. Los dominios del elector de Sajonia, Hesse, Brandeburgo, Nuremberg, Ulm... fueron las primeras circunscripciones en proclamarlas, seguidas de los territorios suizos en los que igualmente triunfarían las tesis protestantes, no ya las estrictamente luteranas sino más bien las variantes que sobre los principios básicos de la ruptura de Lutero se irían produciendo. Zwinglio en Zurich, Oecolampadio en Basilea, Capiton y Martín Bucero en Estraburgo, fueron algunos de los destacados artífices que hicieron avanzar la Reforma en sus ámbitos respectivos al poco tiempo de haberse producido el rompimiento de la Cristiandad. También en Suecia, con claras connotaciones políticas, la ruptura con Roma se llevó a efecto a raíz de que Gustavo Vasa utilizase las ideas luteranas en su lucha por el dominio del territorio sueco. Poco a poco los desarrollos de la Reforma irían ampliando el marco geográfico de estos años iniciales, hasta configurar el mapa de una Europa dividida, fragmentada, por las creencias religiosas y los poderes públicos que las defendían y amparaban por sus propios beneficios socio-políticos.